Internet of Things

Sensores

Sensores específicos pueden medir el volumen de los contenedores de basura, para optimizar la frecuencia de recogida. Otros, ubicados en el subsuelo, junto a conexiones eléctricas, conducciones de agua o gas, pueden avisar con tiempo de posibles fugas y cortes debidos a movimientos, desplazamientos o aumento en el nivel de humedad, gases o electromagnetismo. Geolocalizados, estos sensores no sólo avisan, sino que localizan al milímetro la ubicación de los posibles focos de problemas, generando una solicitud de intervención para la revisión, prevención o reparación.

Balizas o ibeacons

La diferencia entre Sensores y Balizas o Beacons en su denominación inglesa, estriba en que mientras el objetivo de los primeros es recoger y emitir datos a hubs receptores, las segundas actúan como un mini receptor/emisor que simplemente da cuenta a dispositivos cercanos de su propia existencia y ubicación, generando de este modo, previa programación, de acciones o reacciones en dichos dispositivos una vez detectada su proximidad e identificado el código por aplicaciones concretas instaladas en los dispositivos móviles. 

Equipos de multisensores como los de la empresa española Libelium[3] están siendo ya utilizados en múltiples lugares del mundo con infinidad de aplicaciones, uno sólo de estos dispositivos puede recoger hasta 3 tipos diferentes de información a través de 3 sensores dedicados, que pueden detectar desde vibraciones, presencia, gases, movimientos estructurales y sísmicos y una infinidad de variables del entorno que a su vez transmiten a receptores o hubs en las proximidades y conectados a la red principal en la nube, donde se almacena, procesa y redistribuye la información obtenida.

Estos nuevos dispositivos de proximidad son prácticamente imperceptibles, pueden situarse bajo el suelo, en paredes de edificios o en el equipamiento urbano y son totalmente invisibles, permiten tanto emitir como recibir información de y hasta aplicaciones móviles y recogen importantísimos datos a tiempo real para su estudio, al mismo tiempo pueden sincronizarse con aplicaciones diversas para que envíen a los usuarios determinados mensajes o avisos cuando pasen con sus dispositivos móviles en la proximidad de estas balizas.

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Su correcta utilización como dispositivos de gestión del flujo de personas, mensajes de emergencia o simplemente de advertencia hacen de ellos unas herramientas inevitables en las ciudades, espacios privados y públicos del futuro, dado que sus aplicaciones son infinitas.

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Ubikua surge como respuesta a las preguntas inherentes del ser humano más básicas y racionales, ¿Quién soy?, de ¿Donde vengo?, ¿a donde voy?  a las que Ubikua añade: ¿Dónde Estoy? ¿Qué Deseo?

Aunque parezcan obvias las respuestas de Quién soy, Dónde estoy y Qué deseo, no es siempre tan obvio, visto desde una óptica filosófica, el maestro Sócrates promulgaba ya que no era posible mejorar sin un profundo conocimiento de uno mismo y su entorno.

En el mundo de hoy, la Doctrina de la Omnipresencia o la Pervasive Doctrine, también conocida como "Ubiquitous Doctrine" nos refiere a este conocimiento de las necesidades de la persona, tanto para individualmente localizar y analizar ciertos datos que pueden mejorar nuestra vida diaria como para el mundo del gobierno local, el marketing y la publicidad, para analizar esos mismos datos y ofrecer servicios, experiencias y productos contextualmente apropiados en el momento y lugar adecuados a cada individuo.

La interconexión de dispositivos, desde los situados dentro de un entorno cerrado como puede ser un vehículo, una casa o un edificio, en entornos abiertos, como pueden ser calles, avenidas o plazas, y la agrupación de nubes de grupos de estos entornos y grupos de entornos,  creando una red de células independientes pero interrelacionadas a nivel de información es lo que finalmente genera el Internet de las Cosas o el Internet de Todo, la capacidad de estas piezas de un todo de comunicar su estado más básico mediante pequeñas señales y la capacidad de otros dispositivos de reconocer dichas señales y actuar en consecuencia en base a unas sencillas reglas predefinidas, convierte el mundo que nos rodea en un espacio potencialmente autogestionable a nivel energético, ético, ecológico y sostenible, la potencial capacidad de este tipo de entornos de adaptarse al cambio y de analizar el comportamiento y patrones a su alrededor, puede hacer posible lo que nuestra propia condición de seres humanos no consigue de una forma natural: mantener una coherencia y constancia en nuestra relación con el entorno y su protección inconsciente. 

Por muy "verdes" que pretendamos ser, no nos es posible conocer de forma inmediata el impacto que cada una de nuestras acciones diarias y cotidianas ejercen sobre nuestro entorno, el consumo eléctrico, el desgaste de las piezas de nuestros dispositivos y herramientas, el impacto de nuestra propia existencia y la polución de todo tipo que nuestro paso por el mundo genera a cada minuto y su gestión se remite hasta ahora a soluciones de prevención o de gestión posterior de residuos o roturas, pero no nos es posible hasta ahora optimizar los recursos a tiempo real y de una forma verdaderamente inteligente.

El Internet de las cosas nos lleva a ese mundo utópico y para algunos distópico de la ubicuidad del conocimiento, de la capacidad de las cosas de autoadministrarse y optimizar su rendimiento, consumo y obsolescencia.

La era de la computación ubicua está aquí: una informática sin ordenadores, donde el procesamiento de la información se funde en la vida cotidiana, y prácticamente desaparece de la vista.¿Cómo va a transformar nuestras vidas?  ¿cómo vamos a aprender a tomar decisiones sobre algo tan difícil de ver?

Por si alguno creía que esto no era posible, desde hace tiempo se están llevando a cabo experimentos y desarrollos que nos llevará inevitablemente por el camino de Mundo Ubikua, estos son sólo algunos ejemplos:

Múltiples terminologías y definiciones se han utilizado para describir casos de ciudades-U, metrópolis de banda ancha, bases de conocimiento, instalaciones y servicios inalámbricos y móviles, digitales y ubicuos sólo son algunos de ellos.

Desde principios de los 90 diferentes ciudades digitales se implementaron por el mundo.

El primer caso fue El proyecto American Online City, en los 90. donde los entornos web simulaban una ciudad a través de la agrupación de servicios de acuerdo a la lógica civil.

Algunos años más tarde, La ciudad digital de Kyoto (Japón) y la ciudad digital de Amsterdam[1][2] fueron creadas en entornos virtuales que simulaban la ciudad y su vida local (calles, empresas, centros comerciales, etc). Estos enfoques fueron evolucionado a la realidad virtual (VR) entornos operativos más allá de las fronteras físicas de una ciudad.

Un caso único que utiliza las TIC con fines sociales fue la experiencia de la ciudad de Copenhague, con una base de datos pública que contiene información útil relativa a la comunidad y los recursos locales.

Por otra parte, la Ciudad Craigmillar de Escocia utiliza las TIC como herramientas de colaboración para estructurar los grupos de ciudadanos y para ofrecer servicios sociales a la comunidad local.

Manhattan Harbourcomo Comunidad.de alta tecnología, los residentes podrían utilizar los teléfonos inteligentes para pagar por servicios o bienes. Equipamiento urbano como cámaras, contenedores de basura e incluso los controles de tráfico estarán interconectados y tomarán decisiones básicas basadas en el contexto y la interacción con el entorno.

New Songdo City[3][4] es una ciudad ubicua (o ciudad-U) que se está construyendo en una isla frente a la ciudad de Inchon, a 60 kilómetros al oeste de Seúl (Corea del Sur). En una superficie de 680 hectáreas se construye esta ciudad en que todos los sistemas de información estarán interconectados y las computadoras estarán integradas a las viviendas, las calles y los edificios de oficinas. Con un presupuesto de 25 mil millones de dólares, la ciudad está siendo emplazada como Zona Económica Libre. Se espera que la ciudad esté terminada para el 2014 y albergue a 65 mil personas, de las cuales unas 30 mil trabajarán ahí mismo.

No podía terminar sin mencionar el ejemplo español de Ciudad Ubicua, Smart Santander[5], una enorme plataforma piloto y banco de pruebas donde se analizarán áreas como la energía, el medio ambiente, las tecnologías y la innovación, la modernización de la administración, el urbanismo y la edificación, la movilidad, la seguridad, el tráfico, la participación ciudadana, el gobierno abierto, la cooperación público privada, el turismo, la cultura, el ocio o la salud.

Estos son sólo algunos ejemplos de los intentos, enormes pasos algunos de ellos hacia la ciudad Ubikua, una ciudad cuyos dispositivos alimentan una red inteligente de toma de decisiones básicas, de inteligencia contextual, de retroalimentación del y hacia el ciudadano, de gobiernos inteligentes y descentralizados, donde la toma de decisiones puede concentrarse en la mejora de la calidad de vida y de la convivencia, donde, finalmente, la felicidad del ciudadano y la conservación del entorno son los objetivos únicos de todo.

Un artículo de  Francis Ortiz para i-ambiente: http://www.i-ambiente.es/?q=blogs/ciudad-ubikua-el-internet-de-las-cosas-y-esas-cosas-tan-inteligentes

@Fortizcrea

Consultor tecnológico y de innovación para destinos turísticos.

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Referencias:Ubikuitous