e-learning Coworking

En la oscura época por la que atravesamos, movimientos como el coworking están tomando fuerza en todo el mundo, y especialmente en nuestro país. ¿Qué es de verdad el coworking, cuáles son sus ventajas y sus inconvenientes, y por qué está ganando adeptos con gran rapidez?

Parece que no se habla de otra cosa. Recortes, medidas anticrisis, consecuencias, recrudecimiento de la situación actual. Si hay algo claro en medio de esta tormenta, es que tenemos que reinventarnos. Nosotros, los profesionales, las empresas, las formas de organización económica. Los antiguos patrones ya no son válidos, pero ¿cuáles son ahora los adecuados?

Dicen que de las crisis surgen las mejores renovaciones, así que aprovechemos el momento. Urge reflexionar, replantearnos qué es lo que nos ha llevado a esta situación, a nivel personal, local, nacional y global.

Entre toda esta oscuridad, han emergido con fuerzas y energías (parece que renovadas), los movimientos colaborativos. Bajo el pensamiento de dejar de luchar entre nosotros y sustituir la competitividad por la colaboración surgen espacios y mucho más importante, comunidades donde las sinergias entre sus habitantes multiplican los resultados positivos.

Esta es la idea central del movimiento coworking. Pero, ¿qué es en realidad el coworking? Puede parecer que el coworking se limita a compartir espacios de trabajo con el objetivo de ahorrar costes. Es cierto, eso es coworking, pero no sólo esto es coworking. Es la punta del iceberg.

El coworking se desarrolla en un espacio (tanto físico como virtual), espacio que comparten freelancers, trabajadores por cuenta ajena, pequeñas empresas, start ups (y cada vez más, grandes empresas), donde se construye una comunidad. Un espacio de coworking no es un lugar donde uno va a trabajar por las mañanas para no estar sólo, aburrido e indisciplinado en su oficina de casa (aunque insisto, también es una parte de ello); es un lugar en el que sabes quién participa, conoces a tus compañeros de espacio, creas relaciones laborales y redes de networking, compartes proyectos ajenos a tu disciplina que, de repente, te abren nuevas vías laborales, y aprendes de manera natural y espontánea cosas que no podrías saber de otra manera. Hay quien define el coworking como la versión física de las redes sociales en internet, como la vuelta de tuerca.

¿Cuál es el resultado? Empieza a haber multitud de estudios y encuestas que demuestran las virtudes del coworking, pero una de las mayores evidencias es que las grandes empresas se empiezan a interesar (y a participar en este movimiento). Parece que los trabajadores contentos son más productivos (¡que descubrimiento…!) y parece que los trabajadores en espacios de coworking (con ese look moderno, casi casual, abierto, interactivo) están más contentos.

Lo interesante es el traslado de esta filosofía al resto de ámbitos de la vida y la cultura. El movimiento coworking va de la mano de los movimientos relacionados con compartir, reutilizar, reciclar, abogando por el fin del consumismo y un estilo de vida más ecológico y respetuoso con la sociedad y con el medio ambiente.

¿Podrá ser esta la nueva versión de la Revolución Industrial? ¿Podría aportarnos esta filosofía cambios profundos, reestructuración de las sociedades, la solución para el fin de una era? Habrá que esperar para ver los resultados, pero los defensores del movimiento apuestan porque así será.