Qué es la web 2.0
Fecha de publicación: Sep 20, 2011 6:53:29 AM
¿Qué es la web 2.0?
Para entender mejor qué es eso de la web 2.0 que tan de moda se ha puesto, hagamos primero un repaso a la historia de la Web.
Aunque Internet nació a finales de los años 60, su servicio estrella, la World Wide Web (WWW), conocida popularmente como Web no lo hizo hasta 1990, de la mano de dos científicos del CERN: Tim Berners-Lee y Robert Cailliau. La idea básica consistía en páginas interconectadas mediante hiperenlaces que permitían saltar de un sitio a otro de una forma rápida y sencilla. Al principio, pocos eran los que tenían los conocimientos suficientes para crear sus propias páginas web y por tanto, poblaban este nuevo espacio. Además, la relación era unidireccional: el usuario que navegaba por las webs, sólo lo hacía en modo lector, sin posibilidad de apenas interactuar con ellas.
Las buenas intenciones iniciales de esta web abierta y gratuita para todos, pronto se fueron “pervirtiendo”. Como consecuencia de esto, entre 1997 y 2001, se produjo la popular burbuja.com. De repente, la telaraña mundial se comenzó a ver como un espacio ideal para los negocios y la obtención rápida de dinero. No era raro entrar en una página y caer deslumbrado por montones de gifs animados anunciando algo. Esto produjo una rápida subida de la cotización en bolsa de muchas empresas del sector. Pero si fuerte fue la subida, más aún la bajada.
Esta etapa de especulación económica dio paso a otra de recesión y desaliento. Tras el crack, nadie quería invertir un duro en las compañías punto-com. Así que la recuperación está siendo muy lenta y costosa. Sin embargo, no todo lo que se forjó durante esos años fue malo ni estuvo avocado al fracaso. En 1997 nació el buscador de contenidos más famoso y utilizado en el mundo entero: Google. De la mano de dos estudiantes de doctorado en Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford, Larry Page y Sergey Brin, se intentó diseñar una herramienta con la que poner orden a la información y así llegar a todas las esquinas de la Red. Como curiosidad decir que el origen del nombre está en la palabra googol, que en inglés es el calificativo que se da a la cifra “10 elevado a 100″. Un número muy elevado que puede que un futuro sea el número de sitios en Internet.
En la actualidad, la madurez de la web viene impulsada por un nuevo concepto: la Web 2.0. Blogs, wikis, redes sociales,… pero sobre todo, un protagonista central: el usuario. Pero no un usuario como el de antes. El infociudadano de ahora desempeña un nuevo rol de prosumidor (productor + consumidor de información). Se ha pasado de las páginas estáticas, raramente actualizadas, a un modelo en el que cualquiera, sin necesidad de conocimientos informáticos, puede tener su espacio en la Red. Un aluvión de nuevas palabras nos invade: sindicación, permalinks, folcsonomías, … Una revolución tecnológica que ha dado paso a un gran cambio social, modificando la forma en que usamos las herramientas y primando la inteligencia colectiva (nadie sabe todo, todos saben algo). Pero aunque la participación es el eje central de esta web, se sigue cumpliendo la ley de Pareto: sólo unos pocos generan contenidos y muchos ejercen de "lurkers" o "mirones".
El origen del término (que no de la concepción) es de la editorial O’Reilly Media (con su CEO, Tim O'Reilly, a la cabeza).
Podemos decir también que hemos pasado por tres etapas según el foco se ha ido centrando en diferentes elementos:
Una primera en la que el hardware era lo realmente importante, con grandes ordenadores o mainframes a los que se conectaban los usuarios mediante terminales remotos "tontos" (sin apenas lógica de aplicación en ellos) y con IBM como compañía que marcaba el terreno.
Una segunda protagonizada por el software y con Microsoft como abanderado. Todas las aplicaciones residían ya en nuestros ordenadores personales y apenas había conectividad hacia fuera. Todo lo que se necesitaba estaba instalado.
La última (hasta ahora) donde la apuesta principal es la Red, con Google como dueño y señor. Los datos y aplicaciones están en la "nube" y en nuestros ordenadores sólo es necesaria una conexión a Internet y un navegador.
Para ilustrar mejor esas diferencias entre web 1.0 y web 2.0, esta imagen de blog.aysoon.com nos viene que ni pintada:
Diferencias entre web 1.0 y web 2.0
Sindicación de contenidos: la importancia de la difusión
Feeds y agregadores
Ahora que tenemos un poco más claro el concepto de web 2.0, vamos a pasar a uno de los pilares que han posibilitado ese cambio y que han dotado de dinamismo a la web: la sindicación. Pero, ¿qué es la sindicación? Para entender mejor el concepto, analicemos el origen de la palabra. Se trata de un anglicismo que proviene de syndication. En Estados Unidos, los dibujantes de tiras cómicas tipo Garfield, Calvin y Hobbes, etc. se apuntaban a un sindicato que se encargaba de redistribuir sus trabajos por diferentes publicaciones. Digamos que los feeds hacen también el mismo trabajo que ese sindicato, se encargan de la redifusión de contenidos. Nuestras páginas web, blogs, wikis, etc... tienen un feed, es decir, un fichero que recoge todos los contenidos que se publican en los mismos. Ese fichero tiene un formato xml que permite indicar cuándo se han introducido esos contenidos. Ahí es donde entran en escena los agregadores, que son aplicaciones (pueden ser web o de escritorio) que saben interpretar esos ficheros y decirnos si se ha introducido algo nuevo desde nuestra última lectura. De esta forma hemos roto con uno de los paradigmas de la web 1.0 que consistía en que teníamos que acudir a las páginas para enterarnos de si se había cambiado algo. Ahora son los contenidos los que viajan hasta nosotros para notificarnos de esos cambios, sin necesidad de visitar una por una todas nuestras páginas favoritas, con el consiguiente ahorro de tiempo. Para entenderlo aún mejor pondremos un ejemplo práctico: ¿Quién no conoce la L.O.E. (Ley Orgánica de Educación)? Bueno, más que nada conocemos su nombre, porque su contenido es imposible de seguir con tanta reforma. ¿No sería de gran ayuda una herramienta que nos fuese diciendo las novedades de esa ley cada vez que es modificada? Pues si existiese un agregador jurídico, haría exactamente eso.
El símbolo que indica que una página cuenta con un feed es el siguiente:
icono del feed
Otras formas de denominar a un feed son RSS o Atom, aunque realmente se tratan de diferentes formatos en los que puede encontrarse un feed.
Como comentábamos anteriormente, tenemos dos tipos de agregadores: los que funcionan vía web o los que lo hacen como aplicaciones de escritorio. Vamos a ver ejemplos de ambos:
Web: necesitaremos de una conexión a Internet para acceder y revisar nuestras lecturas, pero eso nos permitirá comprobar nuestra cuenta desde cualquier ordenador. Será necesario crear una cuenta. Ejemplos: Google Reader, https://blogging.im/rssreaders, ...
Aplicación: no es necesario crearse una cuenta, pero si cambiamos de ordenador, ya no podremos acceder a nuestras suscripciones. Podemos usar nuestros propios navegadores, por ejemplo, Firefox. O también nuestros clientes de correo, como puede ser thunderbird.
Cuando estamos en una web que nos interesa y de la que queremos estar al día, deberemos buscar la dirección del feed de esa página. Normalmente estará señalizada con el símbolo naranja. Debemos entonces copiar esa dirección y pegarla en nuestro agregador favorito. Estaremos entonces suscribiéndonos a sus contenidos.
¿Y qué sucede si la página no ofrece un feed? Podremos usar FeedBeater, un servicio gratuito capaz de generar el rss de cualquier web haciendo comparaciones automáticas para detectar cambios.
La gente de Common Craft explica perfectamente en qué consiste el RSS en este vídeo (RSS in plain english) :
Con la sindicación y la web 2.0 se han producido dos importantes cambios:
La cantidad ingente de información que nos "infoxica" hace que tener acceso a esa información ya no suponga poder, sino que lo importante ahora sea filtrarla o paquetizarla adecuadamente.
El modo de navegar de los usuarios está cambiando: si antes navegábamos por las páginas para buscar las novedades o para simplemente acceder a la información, ahora es la información la que llega hasta nosotros de la manera que decidamos.
Redes Sociales Virtuales
Definición
¿Qué es una red social virtual? Aunque podamos pensar de primeras que son ordenadores conectados, que la palabra virtual no nos lleve a engaño: son personas que establecen relaciones usando esos ordenadores u otros dispositivos. Esas relaciones pueden estar motivadas por una afición en común, un vínculo ya existente en la vida "off-line", el mundo laboral, las mismas necesidades o problemáticas, ... Todo gira en torno a nuestro perfil (privado o público), en el que configuramos nuestra identidad digital (avatar, datos personales, ...), el material que generamos y con quién lo compartimos.
Wikipedia: Estructura social que se puede representar en forma de uno o varios grafos en el cual los nodos representan individuos (a veces denominados actores) y las aristas relaciones entre ellos.
Exploradores Electrónicos: Cuando una red distribuida o un cluster de personas comparten además una identidad hablamos de comunidad.
Vídeo documental sobre historias en las redes sociales: Us Now. "La revolución no sucede cuando la sociedad adopta nuevas herramientas. Pasa cuando la sociedad adopta nuevos comportamientos."
Historia
Aunque ahora estén tan en boga, no se trata de un nuevo invento. En la prehistoria, las personas ya se agrupaban para ir a cazar, recolectar bayas, ... Podemos decir que fueron las primeras redes sociales de la Historia una vez se hicieron con la pieza clave: no estoy hablando del fuego, sino del lenguaje.
Hasta Jesús tenía su propia red social:
Sin embargo, ahora, la tecnología nos permite romper dos limitaciones clave: el tiempo y la distancia. Hace unos años era imposible mantener relación con personas que residían físicamente en otro lugar. Es por esto que Internet va ganando terreno, dado que los tiempos se reducen y las respuestas son más inmediatas. De hecho, el futuro está viniendo ya de la mano de los dispositivos móviles, desde los que acceder a la información de manera rápida y desde cualquier lugar. A la telefonía le costó 75 años conseguir 50 millones de usuarios. A Internet sólo le ha llevado cinco.
La primera red social virtual conocida se creó en 1997: SixDegrees.com. Su propósito era ayudar a las personas a conectarse para enviar mensajes a otros. En el 2000 se cerró el servicio. A partir de ahí, empezaron a crecer como setas:
Las relaciones entre las personas
Ya en 1929, el escritor Frigyes Karinthy planteó en su obra Chains la teoría de los seis grados de separación. Más tarde, en la década de los 50 fue propuesta como teoría matemática por Ithiel de Sola Pool (MIT) y Manfred Kochen (IBM). Ésta expone que una persona puede estar conectada con cualquier otra del planeta a través de una cadena de conocidos de no más de seis enlaces. Ahora, este número se reduce gracias a lo fácil que resulta establecer contacto con personas alejadas físicamente y de una manera asíncrona. De hecho, en EEUU existe la patente six degrees patent por la que ya han pagado plataformas como LinkedIn.
Tenemos una versión más cinematográfica protagonizada por Kevin Bacon. En The Oracle of Bacon, una web creada por la Universidad de Virginia que se alimenta del IMDb (The Internet Movie Database), podemos buscar a cuántos saltos se encuentra un actor/actriz de Kevin. Si hacemos la prueba, por ejemplo, con Amparo Baró (la incombustible Sole de Siete Vidas), vemos que tiene solamente un número Bacon 3:
El experimento se basa en el número de Erdős. Erdős era un famoso matemático húngaro que escribió cerca de 1500 artículos matemáticos en los que trabajó con otros matemáticos. Así que se estableció ese número en base a las colaboraciones: si habías escrito un paper con él, tenías un número Erdős 1. Si habías escrito un paper con alguien que había escrito un paper con Erdős, tenías un número Erdős 2, ... y así sucesivamente. El dato más llamativo es que el 90% de los matemáticos del mundo tienen un número Erdős inferior a 8. Y parece una auténtica frikada, pero se han llegado a pagar en eBay $127.40 USD por la colaboración con un número Erdős 2.
Echando un vistazo a la teoría de la redes sociales, encontramos unos cuantos conceptos interesantes:
La inteligencia colectiva: es aquella inteligencia distribuida, que no reside en un único nodo (la fuerza del grupo frente al individuo). Internet es el lugar ideal para cultivarla. Ya nos lo dijo el sociólogo Pierre Lévy: "Nadie sabe todo. Todos sabemos algo. Todo el conocimiento reside en las redes". De generación en generación se ha ido transmitiendo esa inteligencia. Ahora, gracias a las TIC's, se puede almacenar y buscar de una forma más fácil y rápida. Ejemplo de esto: Francis Galton, un antropólogo inglés, realizó un particular experimento en 1906: en una feria ganadera en el Reino Unido, les propuso a los asistentes de la misma (desde carniceros y ganaderos expertos a visitantes casuales), que escribiesen en un papel el peso de uno de los bueyes expuestos. Al terminar la misma, se recogieron los resultados y, curiosamente, la estimación más acertada no era de un visitante en particular, sino de todos, ya que la media de los pesos que habían escrito no difería del peso real del animal más que por medio kilo. ¡Pero cuidado! Que no todas las masas son sabias (por ejemplo, si hay una crisis, el efecto masa empeora la situación al dejar de consumir). James Surowiecki, un periodista americano, argumenta que la inteligencia colectiva falla cuando los miembros son demasiado conscientes de las opiniones de los demás y comienzan a emularse los unos a los otros en vez de pensar por sí mismos.
El número de Dunbar: En 1992, Robin Dunbar, un antropólogo británico especializado en el comportamiento de los primates, llegó a la conclusión de que el poder cognitivo del cerebro limita el tamaño de la red social estable que un individuo puede establecer. Extrapolando los tamaños del cerebro y las redes sociales de los monos, Dunbar sugirió que el ser humano puede tener redes estables de alrededor de 148 contactos. Redondeado a 150, esto se conoce como “el número de Dunbar“. El investigador Cameron Marlon, académico del MIT, indica que el número medio de contactos en sitios como Facebook es de 120 y que las mujeres tienden a tener más que los hombres. Sin embargo, el número de amigos con los que realmente se interactúa es bastante inferior: siete en el caso de los hombres, y diez en el de las mujeres. Sólo con este número reducido se mantienen conversaciones bidireccionales. Por tanto, las redes sociales confirman el número de Dunbar a la hora de establecer contactos, pero no de una forma estable sino, más bien, como contactos casuales, sin una interacción persistente. Nota de Facebook Team en la que también se muestra que un usuario de Facebook tiene un promedio de 120 contactos pero se comunica con un subconjunto muy reducido, por lo que incita a mantener lazos débiles, relaciones ocasionales ("Vales menos que un amigo de Facebook"). Es curioso comprobar como un elevado porcentaje de adolescentes afirma tener en su red social más de 100 contactos (41,6%).
La Ventana de JoHari: Esta teoría fue expuesta por Joseph Luft y Harry Ingham, dos investigadores estadounidenses, allá por 1955. Se trata de un modelo que muestra nuestras interrelaciones desde dos prismas: cómo y cuánto nos exponemos a los demás y cómo y cuánto nos conocemos nosotros mismos.
Vemos que hay cuatro cristales en esta ventana:
I – Cristal abierto: lo que yo conozco de mí misma y que además sabe el resto del mundo. Dicho de otra manera, ese nuevo concepto que se está poniendo de moda: la extimidad, aquello que hacemos público y accesible a todos.
II – Cristal oculto: lo que yo sé de mí misma pero no comparto con los demás o ese bien cada vez menos preciado que es la intimidad.
III – Cristal ciego: todo aquello que los demás ven en nosotros y nosotros no detectamos (la impresión que causamos en los demás).
IV – Cristal desconocido: lo que no sabemos nosotros ni los demás (el inconsciente).
En este caso me voy a centrar en las dos primeras áreas, que son las que más están evolucionando. Si bien la zona I (abierta) antes crecía al mismo ritmo que la confianza (es decir, contra más conocías a alguien, más exponías de ti a esa persona), hoy en día esa zona está canibalizando a la II (oculta) sin casi necesidad de un contacto previo. Nos gusta mostrarnos, hablar de nosotros mismos. Pocas cosas quedan en ese segundo cuadrante y casi siempre son cosas que nos avergüenzan o no queremos que se sepan por el “qué dirán”.
Pudiera parecer que tener una gran zona abierta es positivo porque somos más y más transparentes (analizando este término en su vertiente de franqueza y honradez). Sin embargo, esto también debilita los lazos de nuestras relaciones. Una persona que de buenas a primeras me cuenta sus intimidades no está reservando nada para cuando yo demuestre que efectivamente soy merecedora de esas intimidades.
Otra cuestión interesante es la fractura relacional que se produce entre personas de diferentes generaciones que tienen ventanas muy distintas: una con una zona abierta excesivamente amplia frente a otra que no funciona de la misma manera, juega con una clara desventaja ante esta asimetría. Pongamos un ejemplo muy típico en esto de las redes sociales: una entrevista de trabajo. Se habla de que en el futuro, los jóvenes que vayan en busca de empleo se tendrán que enfrentar a la temible lupa de Google. Esto ahora puede ser un problema si el empleador tiene una ventana de JoHari compensada (zona I y II similares) y el candidato una ventana descompensada (zona I inusitadamente grande). Pero en un futuro, esto cada vez se dará menos: tanto el empleador como el empleado tendrán una ventana similar.
Está claro que las nuevas tecnologías ayudan a reducir la zona II porque ayudan a comunicar. Pero no son las que encendieron la mecha (aunque sirvan de catalizador). Para todos aquellos que dicen que esta extimidad viene de la mano de las redes sociales virtuales, sólo un dato: el reality show Gran Hermano nació en 1997. Facebook lo hizo en 2004.
Sentimiento de pertenencia. identidad social vs. identidad personal: para ilustrar esto, me viene que ni pintado el experimento sobre formación de grupos artificiales que realizó Henri Tajfel. Este psicólogo inglés juntó a un grupo de jóvenes y los separó en base a sus gustos hacia las obras de dos pintores abstractos: Klee y Kandinsky. Esos jóvenes ni siquiera conocían a los artistas. Después, por separado, se les fue contando que pertenecían al grupo de Klee o al de Kandinsky, pero sin indicar quién más estaba en ese grupo ni ninguna característica que les definiera, sólo el nombre del grupo. No se dijo por tanto nada que pudiera fortalecer alianzas ni crear prejuicios. Luego se les entregó una cantidad de dinero para repartir entre los participantes en el experimento y se les preguntó cuál sería el reparto que ellos harían: la misma cantidad a todos, mismo reparto entre ambos grupos, más cantidad al grupo que tuviera más miembros, … ¿Y cómo creéis que se comportaron? Pues premiando a los miembros de su grupo y castigando al grupo contrario. Increíble: en su propio grupo podría estar la persona que más odiasen del mundo, pero esa fue la respuesta. Así que… ¿no son gregarias las razones que nos unen e identifican muchas veces? Esto llevado aún más al límite fue repetido, pero en vez de usar los gustos pictóricos como elemento categorizador, se lanzó una moneda al aire para definir los grupos. Y el comportamiento fue el mismo. Al ensayo se le denominó paradigma del grupo mínimo (MGP).
Identidad social vs. identidad personal: pudiera pensarse que ambas identidades funcionan como un interruptor, cuando se activa una, se desactiva la otra. Y es que cuando pensamos en nosotros mismos, dejamos de hacerlo en el grupo, y a la inversa. Pero lo más curioso de nuestra actuación grupal es la tendencia a valorar negativamente al resto para mejorar la cohesión de nuestro grupo, forjando lo que se conoce como competitividad social. Esto se ve claramente en el fútbol y también en muchos ámbitos de nuestra vida. Pero mucho cuidado no confundir esa identidad social con la creación de estereotipos o etiquetas para referirse a todos los miembros de un mismo grupo. A pesar de ser una colmena, cada abeja tiene sus características propias. Éste también es un dato importante a valorar, dado que la raza, las etnias o el nivel de educación también hacen ghettos en el cibermundo.
La expansión de las redes sociales virtuales
Según un estudio de la consultora Nielsen, experta en medición de mercados, dos tercios de la población “conectada” visita redes sociales y blogs. Apunta además, que, a pesar de que las redes sociales emergieron entre una audiencia joven, se están popularizando al resto de público. Este cambio ha sido impulsado principalmente por plataformas como Facebook, con cerca de 250 millones de visitantes únicos durante el pasado mes de diciembre y una cuota de mercado del 67% entre los usuarios de este tipo de servicios. Si fuese un país, sería ya el cuarto más poblado (cuenta con más de 400 millones de usuarios).
Incluso algunos analistas como Ross Sandler (RBC Capital Markets) se aventuraban a augurar que Facebook podría superar a Google en visitas en unos años. Fueron tratados como locos y durante los meses de marzo y abril de 2010 ya ha sucedido.
Crecimiento de las redes sociales entre diciembre de 2007 y diciembre de 2008. Fuente: Nielsen Online
Sorprende además que los sitios donde más éxito tienen las redes sociales sean Brasil, España e Italia (por orden de uso). Lugares cuya cultura es más cercana a la calle, al contacto físico.
Aquí podemos ver un mapa de las redes sociales más exitosas por países creado por Many Eyes. Los espacios en blanco indican la falta de redes sociales (y casi por extensión, de conexión a Internet):