e-learning empresas 2.0
¿Qué forma jurídica es mejor? Este fin de semana una persona conocida, que tiene intención de abrir una consulta de psicología con dos colegas, me preguntaba por el tipo de empresa más adecuado. Su intención es que cada uno cobre según su actividad (por hora de consulta, curso, publicación, etc.) y contribuya con un porcentaje a los gastos comunes. El abogado del colegio de psicólogos les había recomendado que se hicieran autónomos, y que en todo caso constituyeran una comunidad de bienes.
Yo le recomendé constituir una sociedad limitada, por razones que creo que son aplicables a muchos casos similares:
1. Confianza y respetabilidad. Cualquier empresa tiene que interactuar con otros agentes económicos: bancos, administraciones, otras empresas… Tendrán que alquilar un local, comprar muebles, tal vez pedir financiación. Para todas estas cosas, una SL siempre da más confianza que un grupo de amigos, por mucho que todos sean autónomos o se hayan constituido en Comunidad de Bienes.
El problema con los autónomos asociados es que cualquier problema con uno de ellos puede causar un quebranto a la clínica. El que les va a alquilar el local, o el banco al que solicitan el préstamo, sabe que una SL seguirá existiendo aunque uno de los socios se retire, mientras que un grupo sin compromiso formal puede romperse de la noche a la mañana sin previo aviso.
2. Formalismo para entradas y salidas de socios. Cuando dos o más personas se reunen para crear una empresa, cada una tiene diferentes expectativas. Uno puede estar dispuesto a trabajar 24 horas al día y apostar todo su capital para sacar adelante la empresa, mientras que para otro puede ser simplemente una actividad entretenida. Uno puede tener interés en obtener beneficios lo antes posible, y otro preferirá reinvertir para consolidar la empresa.
Este tipo de diferencias acaba generando tensiones, y si no existe un marco formal que defina las entradas y salidas de socios, la empresa se romperá en el primer envite. Una SL permite acotar qué participación tiene cada uno de los socios, y define una vía para la salida (la venta de esta participación). Lógicamente, una SL no es una varita mágica que evite los problemas entre socios, pero al menos es un entorno más seguro que un simple acuerdo verbal entre autónomos.
3. Limitación de responsabilidad. Esto es muy importante. Aunque uno esté protegido por seguros de responsabilidad civil, si es un autónomo o una comunidad de bienes, cuando hay un problema que no esté cubierto por ningún seguro responde de él con su patrimonio. Con todo su patrimonio, incluyendo la casa en la que viven sus hijos. Si uno de los socios deja una deuda millonaria a nombre de la comunidad de bienes, todos los socios son responsables de la misma, y pueden verse obligados a vender su patrimonio para hacerle frente.
Una SL responde sólo con los recursos propios de la empresa, y protege el patrimonio de sus socios. Es muy improbable verse en una situación así, pero aunque sólo sea por precaución ya compensa crear la Sociedad.
4. Una SL es una inversión. Si la empresa funciona bien y va facturando, ganando dinero y creciendo cada año, su valor crece. Esos 3.000 euros que se han invertido en un principio pueden convertirse con el tiempo en 300.000, o en tres millones. Si al cabo del tiempo uno de los socios decide salir, puede vender su participación y obtener un dinero como compensación por todo el valor que ha contribuido a generar.
Un acuerdo informal entre autónomos o una comunidad de bienes, por el contrario, no tiene valor. Si un socio decide abandonar al cabo de unos años, no puede llevarse con él nada más que los conocimientos y experiencias adquiridos.
En mi opinión, estas son razones suficientes para optar por la Sociedad Limitada. Evidentemente, una SL tiene sus complicaciones: es más costosa de poner en marcha, hay compromisos ineludibles con Hacienda y la Seguridad Social, hay que llevar una contabilidad oficial, debemos pasar por el notario para hacer cualquier cambio… Pero precisamente estos formalismos están orientados a darle estabilidad y garantizar su viabilidad.
Si lo que buscamos es una solución para salir del paso, pensando en el corto plazo y que sea barata, podemos utilizar la comunidad de bienes, o el acuerdo informal entre autónomos. Pero si tenemos intención de crear algo que dure años y que pueda crecer y ser estable, entonces necesitamos crear una sociedad.